Me estaban temblando las manos. Puede que no se note mucho pero si hubiera cerrado los ojos los latidos del corazón me habrían dejado sordo. Los nervios hacían que una mueca se dibujara en mi cara y las luces me ponían rojo. Este es el noveno país que visito, he hablado en 19 ciudades diferentes frente a más de 9000 personas, pero nunca había estado tan nervioso. Y no era para menos. Mi publico se componía de 800 jóvenes que venían de más de 100 países. A mi espalda estaba Oscar Morales, uno de los gestores de la marcha del 4 de Febrero en Colombia, el profesor Nick Haysom, abogado de Nelson Mandela y director de political affairs de Naciones Unidas, Rachel Haltom-Irwin, directora de intercambios en la Casa Blanca y cercana colaboradora de Obama en su campaña con jóvenes y Carol Stone, gerente de YouGoveStone y la mujer mejor relacionada de Inglaterra. Entre el publico alcanzaba a reconocer a Flavia Pansieri, coordinadora ejecutiva del programa de del voluntariado de las Naciones Unidas, Benita Matofska, directora de la semana mundial del emprendimiento y los fundadores de ONE YOUNG WORLD, Kate Roberston presidenta de Euro RSGC y David Jones, director ejecutivo a nivel mundial de las agencias de comunicaciones HAVAS y Euro RSGC.
Todos estaban en One Young World un evento que reunió a jóvenes lideres de 25 años en Londres para hablar de los aspectos mas importantes de la humanidad. Fue la primera vez que toda una generación global se encontraba en un mismo lugar para discutir sobre el mundo en el que queremos vivir y empezar a construirlo. Seis plenarias ocupaban nuestra atención y de todos los participantes solo escogieron 35 para dar los discursos. Yo fui en representación de Colombia y tuve la fortuna de ser uno de los seleccionados para hablar en la plenaria de política para un futuro positivo.

Una semana antes del evento me encontraba en México dictando algunas conferencias cuando me llegó la confirmación que mi discurso había sido aprobado y tendría la oportunidad de hablar. Se imaginarán mi felicidad y el gran dilema al que me enfrentaba. Piense por un momento. Si usted tuvieran 5 minutos para hablarle al mundo: ¿Qué le diría?

Mi primera opción fue hacer un discurso formal tratando de presentar profundos argumentos o revolucionarias afirmaciones. Esa fue la opción que tomaron muchos de mis compañeros, como pueden verlo en el canal de You Tube del encuentro. Pero era difícil hacer disertaciones profundas en tan poco tiempo y peor aún, no tendría mi sello. Por eso decidí hacer algo que reflejara lo que yo era y hacia. Por el tiempo debía sacrificar algunos argumentos pero estaría cargado de inspiración. Quería algo que llegara al corazón y lo llenara de esperanza. Al final, buscaba contagiar a otros con el mensaje que promovemos con RECOJO pero era consiente que me estaba arriesgando mucho….y si hacía algo diferente a los demás y no funcionaba?

Al finalizar el primer día del encuentro, en el cuarto del hotel, rasgue los papeles que tenían mi discurso, saque las frases importantes y me esforcé por memorizar con el corazón las palabras que debía decir. Pase otro día practicando y al finalizar la tercera jornada llegó el momento. Los consejeros subieron a la tarima y llamaron a los seis delegados seleccionado de varios rincones del mundo. Me senté en la primera silla como lo habíamos preparado y mientras Oscar Morales hacia la introducción pensaba en las palabras que me dijo mi amigo Tej (de corbata roja) antes de salir a la tarima: Recuerda, el mensaje que traemos es mas poderoso que los nervios… entonces todo empezó.

Me puse de pie, salude a Oscar y por un momento me olvide del pasado y de las implicaciones que ese discurso podía tener en el futuro. Solo me concentré en el momento y funcionó. Este fue el resultado:

Me senté y mire mis manos. Todavía estaban temblando. Pero como si vinieran de lejos oía los aplausos del público. Intenté ver entre los focos de luz y una sonrisa espontánea llegó a mi cara al ver algunas personas de pie todavía aplaudiendo. Todo había terminado. Solo faltaba esperar que tuviera el efecto esperado.

Cinco minutos después, Kate Roberson (fundadora de ONE YOUNG WORLD) quien estuvo siempre en primera fila, se puso de pie y camino por detrás de la tarima, subió al escenario y le dijo unas palabras a alguno de los consejeros. Los discursos no terminaban pero ella caminó por la parte de atrás y el corazón me dio un salto al darme cuenta que se dirigía hacia mi. Llego al pie de mi silla, se acerco y me dijo al oído: Yo no lloro, pero usted me hizo llorar.

Entonces un sentimiento de deber cumplido llenó mi alma. Supe que nuestro mensaje estaba cruzando fronteras y un presentimiento vino sin ser invitado: Este es solo el comienzo. Vendrán más escenarios nacionales e internacionales donde pueda llevar este sentimiento y no estaré solo. Tendré conmigo el esfuerzo de cientos de jóvenes por tomar a Colombia en sus manos y transformarla. Lo mejor esta por verse y depende de ustedes si quieren ser parte de esta aventura.

Ahora, y como declaramos en ONE YOUNG WORLD, Let us begin!!!