Un inesperado abrazo me tomo por sorpresa. Tenía la idea que la cultura coreana no era muy calurosa y menos cuando a quien abrazas es un desconocido. Yo era nuevo en el grupo, el más joven y era la primera vez que veía al presidente de IAVE. Estaba en Washington, atormentado por un calor infernal, pero emocionado por asistir a mi primera junta directiva de una organización internacional.

Todo empezó en Septiembre del año pasado cuando me informaron sobre la convocatoria para aplicar a directivo juvenil de la Asociación Internacional de Esfuerzos Voluntarios IAVE. Esta es la única organización cuyo fin es promover, fortalecer y celebrar el desarrollo del voluntariado a nivel global. Con sus 40 años de existencia IAVE es el gestor de grandes conferencias mundiales y cuenta con miembros en más de 70 países de todas las regiones del mundo. Su máximo órgano rector es la junta directiva en la que se sienta un representante de cada región y quienes van en nombre de sectores especiales del voluntariado como corporativo, juvenil y centros de voluntariado.

En Octubre me llegó un email de un remitente desconocido. Lo abrí con desconfianza y para mi sorpresa era una carta donde se me informaba que la junta se había reunido en Paris y me escogieron para representar a los jóvenes voluntarios del mundo. No lo podía creer e inmediatamente entendí la magnifica oportunidad y el gran reto que eso significaba.

Viernes 23 de Julio, nueve de la mañana. Había llegado el momento de sentarme en esa mesa. Comenzó la presentación de los asistentes: Rusia, Filipinas, Australia, Corea, España, Estados Unidos y COLOMBIA! En un papel azul escribí mi nombre y lo puse frente a mi puesto. Luego me acorde del consejo de mi abuela – “El que mucho habla, poco tiene que decir” – me quede callado, con los oídos atentos, queriendo aprender de lo que pasaba a mi alrededor.

Entonces comenzó a crecer. Su primera manifestación fue un movimiento repetitivo de la pierna derecha. Luego subió y sudaron las manos, empecé a ponerme rojo, el corazón se hinchaba y mientras crecía era inevitable negar que tenía algo que decir. Estábamos en una junta particular pues era el momento de hacer planeación estratégica, los stakeholders ocupaban la atención de todos los presentes y mientras tanto yo intentaba contener este sentimiento. Necesitaba dejar que el corazón hablara…

Pasó el almuerzo y alrededor de las 3 de la tarde llegó mi oportunidad. La junta quería saber los avances de la cumbre mundial de voluntariado juvenil. Entonces me levante y con el corazón en la mano di mucho más que un informe. Les dije que lo importante, para cualquiera que piense en los jóvenes, es una sola palabra: CREER!

Creer firmemente que cada joven tiene una llama en el corazón esperando por ser encendida y que esa fuerza de la juventud es un movimiento transformador que puede cambiar el mundo.

Les dije que era necesario que creyeran en nosotros y nos retaran a hacer cosas grandes. Que nos dieran la oportunidad de emprender y fracasar, que nos permitieran sorprenderlos con nuestros logros, porque esta generación esta para asumir los grandes retos sociales de nuestro siglo.

Todos me miraban desconcertados. Estoy seguro que esperaban solo un informe de los logros obtenidos y no un discurso sobre el poder de la juventud. Pero ustedes que me conocen saben que cuando el corazón quiere hablar es difícil controlarlo. Yo quería contagiarlos con lo que creía y soñaba. Además, mi responsabilidad es que la segunda cumbre mundial de voluntariado juvenil de IAVE sea todo un éxito y necesitaba el apoyo de la junta. La primera fue hace 10 años en Tokio y ahora, en el marco de las celebraciones del IYV+10, la segunda versión se realizará del 3 al 5 de Noviembre de 2011 en Barranquilla.

Un inesperado abrazo me tomo nuevamente por sorpresa. Pero esta vez vino con una promesa. Ella trabajaría para llevar de Irlanda una delegación a la cumbre, y como ella, los miembros de junta de Filipinas y Australia harían lo mismo. Entonces el corazón sonrío y alcance a oír su risa. Se había salido con la suya y me dejaba a mi el trabajo de sacar adelante este reto. Los aplausos de la junta no fueron en vano. Ahora ellos también estaban comprometidos con los jóvenes voluntarios del mundo y prueba de ello es que todos vendrán a Colombia para la junta del 2011 en los días previos a la cumbre.

Ahora no vasta con contagiar a la junta. Es momento que los jóvenes del mundo descubran su potencial y para eso empezamos, desde ya, a trabajar por un evento sin precedentes en la puerta de oro de Colombia. Ahí estaremos todos los que hemos decidido trabajar por un mundo mejor, todos los que tienen en sus manos un poder transformador y en su corazón un sentimiento incontrolable de querer dejar huella. A ellos, a nosotros, a ti, a quienes hacen que sucedan cosas grandes, a todos ustedes… los espero en BARRANQUILLA!!!